Los dinosáuricos pasos de dos de los actos más trascendentes del metal en las últimas dos décadas se sintieron sobre Bogotá. La gira conjunta que prometía a los franceses Gojira y los americanos Mastodon llegó a Bogotá para sacudir el Movistar Arena. Dos actos con enfoques diferentes, pero también terreno común, principalmente en su base de seguidores; lo que hacía de este un choque atractivo dentro de la copiosa oferta en vivo para la ciudad.
Sin embargo era de esperarse que con apenas un año de distancia y la experiencia aún fresca de la primera visita de Gojira a la capital, el público se mostrara dubitativo a la hora de adquirir sus entradas o de plano decidir dejar pasar la ocasión, por lo que el Movistar no lució a rebosar como el año pasado cuando los hermanos Duplantier saldaron con Colombia la deuda de su larga ausencia en un show apoteósico.
Los encargados de abrir las acciones fueron los bogotanos Darkness, cuya nueva formación -que no ha estado exenta de polémicas y divisiones- pasaba con altura su prueba más difícil desde su reagrupación. Al mando del baterista Oscar Orjuela, la banda apoyada en el descrestante talento del guitarrista Patricio Stiglich y la capaz garganta de Áleran de Adularia, presentaron material de su nuevo álbum «Inhumanidad» junto a clásicos como «Metalero», con el que cerraron un show profesionalmente confeccionado y ejecutado de manera convincente. Quien suscribe estas líneas nunca ha sido partidario de que los actos de apertura deban ser necesariamente clones sonoros de las cabezas de cartel, para otros quizás pudo existir una elección más acorde entre la amplia paleta nacional, pero Darkness supo conquistar al público presente que retribuyó su entrega con aplausos merecidos.
Un cuarto de hora antes de lo anunciado, Mastodon, la banda con sede en Atlanta, Georgia, se tomó el escenario para un show que reclamaba revancha del pésimo sonido y el set corto que revestían el recuerdo de su aparición como teloneros de Metallica en 2010, su único show en Colombia a la fecha. Desde entonces han facturado una buena cantidad de discos, lo que les permitió desenfundar joyas pertenecientes a álbumes grandiosos como «Crack the Skye», «The Hunter» y «Emperor of Sand», así como de su más reciente entrega «Hushed and Grim» para también remitirse a material clásico perteneciente a placas como «Remission» y «Leviathan». Mastodon es una carta de amor a la riqueza sónica del sludge metal, un género emparentado con el doom, la psicodelia y el progresivo, elementos de los que el conjunto conformado por Troy Sanders, Brent Hinds, Brann Dailor y Bill Kelliher; echa mano de manera magistral y poderosa. La inclusión de teclados en vivo de un par de años para acá le viene a Mastodon como anillo al dedo, potenciando la experiencia en vivo, generosa en solos y en texturas vocales gracias a las labores compartidas en este campo. Bien recuerdo las críticas que sobre el desempeño vocal en escena llovían sobre Mastodon, y es claro que la banda no las puso en saco roto: hace años las tres voces no admiten reproche alguno y escucharlas brillar en Bogotá cada una dentro de su particular naturaleza, fue realmente mágico. El público, en el que se podían ver banderas de países hermanos como Ecuador y Paraguay, coreó las canciones y exaltó el desempeño en escena de la banda americana, que para nuestro gusto se robó el show, siendo este un candidato fuerte para uno de los mejores directos que hayamos visto en este año que entra en su ocaso.
Tras los ajustes en tarima y sin mayores demoras, Gojira se aprestó a refrendar su reputación como una de las mejores bandas en vivo sobre la faz de un planeta al que han convertido en su musa. Acompañados de visuales magníficas, lanzallamas y papel picado, la descarga comandada por los hermanos Joe y Mario Duplantier tuvo algunas variaciones con respecto al show de un año atrás, con la inclusión de temas como «Ocean Planet», con la que abrieron el tremendo recital, «The Art of Dying» y una canción que hizo honor a su nombre: «The Heaviest Matter of the Universe», números que alternaron junto a infaltables como «Flying Whales», «Silvera», «Amazonia» y «The Chant» con Brent Hinds de Mastodon aplicando solos como invitado. El cierre del potente set vino con «The Gift of Guilt», para dejar por lo alto su segunda visita a Colombia entre promesas de un pronto regreso.
Dos mega bestias caminaron juntas y mostraron los dientes sobre Colombia y su telúrico paso dejó el recuerdo grato de una experiencia musical de primer nivel para los adeptos a la música en vivo, que en estos días tienen mucho de dónde elegir.
Un evento Move Concerts
Por Fabián Esteban Beltrán