El horario principal de Rock al Parque es un arma de doble filo: puede convertirse en un paso firme a la consolidación y aunque nunca hemos visto -esperamos que nunca sea el caso- una reacción hostil por parte del público hacia una banda en este lugar de privilegio, son varios los casos en que, una vez las luces se han apagado y el humo se disipa, nadie las recuerda. El éxito de una tarima de este tamaño debe rastrearse en los meses, incluso años, por venir; y en el caso de Somberspawn creemos con firmeza que ha sido un paso en la dirección correcta.
Esto no es en absoluto fortuito: a la banda bogotana, portada de nuestro más reciente número impreso, la respalda un trabajo serio en el que sus dos álbumes, «Inumbrate» (2020) e «Invocate» (2024), son una carta de presentación incontestable: blackened death metal en el que el paisaje encuentra su mejor vehículo en la maestría interpretativa, para facturar dos verdaderos hitos del metal colombiano de esta década. El quinteto de encapuchados ya han dado buena cuenta de su habilidad para traducir al directo lo registrado en sus discos, pero esta venía a ser una prueba de fuego: una llama de la que se apropiaron para hacerla arder a voluntad.
Lo de Somberspawn en la noche del sábado 21 de junio fue superlativo: sin echar mano de discursos aprendidos, los liderados por el guitarrista Sokar y la imponente presencia escénica de Grümeleech, apuntaron desde el minuto uno directo a la yugular. Cada detalle, desde la cuidada ejecución de piezas muy exigentes a nivel técnico, pasando por las magníficas visuales a cargo de Sharpball, todo desembocó en una noche de gloriosa oscuridad que, en suma a la mística propia de Rock al Parque, hicieron del espectáculo de Somberspawn algo que aún taladra la memoria de los miles de asistentes al Escenario Plaza.
Las baterías imposibles a cargo de Molossus, las cuerdas bajas pulsadas por Wolf LeNoc -también ideólogo y fundador- junto a las abyectas guitarras de Nyktorian, completan el pentagrama que resuena desde las profundidades de un abismo en el que sucumbe toda esperanza para la humanidad. El show tuvo tiempo también para un invitado de lujo: Julián «Thanatos» Trujillo de los asombrosos Vitam Et Mortem honró el momento para propinar una versión en vivo de «The Macabre Joke», tal y como se inmortalizó en el fantástico «Invocate».
Un momento sublime para la historia de los shows distritales de Rock al Parque, sin duda. Somberspawn se mostró lúcido en cada línea, respaldados por un equipo que les permitió enfocarse en su arte, en dosificar su energía para que el foco no se perdiera nunca y permitir que su histrionismo y maravillosa ejecución tuvieran el efecto deseado. Algo grande se construye en torno a esta banda a la que, desde estas páginas, acompañaremos en cada peldaño conquistado.
Metal live Colombia, Redacción: Fabián Esteban Beltrán