Como el máximo ritual de la música, los espectáculos en vivo han sido parte fundamental de la relación que establecemos con esas canciones que atesoramos como la banda sonora de nuestras vidas. Encontrarse por un par de horas en el mismo recinto con artistas cuya obra significan tanto para cada quien, ha sido históricamente una rentable forma de obtener grandes ganancias -así como grandes pérdidas- del intangible pero crucial arte de la música.
Hablando de ganancias y pérdidas, lo primero que no podemos perder de vista es que los conciertos son un negocio: aplicado al rock, el metal, el punk y afines, músicas con distintos niveles de masificación que van desde los estadios a los bares y locales para un puñado de personas, hacen que las dinámicas comerciales que rigen este y todos los negocios (la oferta, la demanda, la competencia, etc), estén atravesados también por la pasión de promotores que ponen en juego sus capitales personales para abrir el espacio a bandas que ellos mismos quisieran ver en tarima.
Saltemos de aquellos años en que los artistas sólo veían a Colombia desde el avión de camino a Brasil y Argentina, tiempos en que la necesidad de música en vivo era suplida por la escena local, para situarnos en los primeros años 2000 durante los cuales la caída de la venta de discos obligó paulatinamente a los artistas a buscar nuevos sitios para girar. Es allí donde empezamos a ver artistas de distinto pelaje y tamaño visitar estas tierras. Ante la oferta vino el nacimiento de promotoras de conciertos, muchas de las cuales subsisten aún, mientras otras desaparecieron víctimas de su propios errores o incapaces de recuperarse tras pérdidas millonarias. Hubo también avivatos a quienes el público condenó a un merecido ostracismo. Este auge de Colombia como parada obligada para giras internacionales, también ha tenido un impacto grande en las dinámicas locales, empujadas cada vez más a vivir a la sombra de la agenda extranjera.
Vino entonces otro punto de quiebre: la pandemia del coronavirus puso el freno en seco y trajo consigo una incertidumbre nunca antes vista sobre cada uno de los actores de la escena musical. Como muestra de resiliencia, bandas y público buscaron alternativas como los conciertos virtuales, una grata ventana vista desde la perspectiva del encierro, pero claramente una herramienta incapaz de replicar la vibrante experiencia de la música en directo y la conexión social. Ávidos de contacto humano y persiguiendo el espejismo de recuperar el tiempo perdido, bandas y público se han volcado en lo que vivimos actualmente: una sobre oferta de conciertos que para el ojo desprevenido puede parecer el paraíso del metal, pero que alberga implicaciones que vale la pena analizar de cara a lo que nos ocupa: el futuro de los shows en Colombia.
Tras la pandemia pudimos sacudirnos y la venta de entradas, tan incierta por momentos, se vio recompensada durante un trecho largo con recintos repletos. Incluso los shows locales experimentaron un fugaz auge de la mano de este renovado interés por los conciertos. Esta es una probable causa de que los promotores sintieran menos temor de arriesgarse con determinados artistas, de tal suerte que, con facilidad, en un solo mes tengamos más de ocho conciertos de bandas foráneas.
La gente aún se esfuerza por asistir, pero aquí entran en juego partes en movimiento como el precio del dólar, la burbuja misma del precio de las bandas incrementado por los mega festivales y la competencia entre promotoras; además ha desnudado una problemática que no es nueva pero que se agudiza con la avalancha de música en vivo: la falta de lugares para los eventos, en especial para shows de mediana convocatoria. Por un lado los promotores se la juegan por explorar nuevos terrenos y zonas de la ciudad, alternativas que descongestionan y en algunos casos optimizan costos cada vez más difíciles de reconciliar con la realidad del país; por el otro un público que se ha hecho maduro y si se quiere aburguesado, que exige sitios con determinadas características como condición para comprar sus entradas. Empiezan a verse fisuras en el auge post-pandemia: el dinero no alcanza para todo, las asistencias empiezan a decaer y el recambio generacional, tanto en bandas como en público, no es del todo claro.
Todo lo anterior en detrimento, como ya lo mencionamos, de los artistas nacionales cuyo quehacer órbita cada vez más en torno a los conciertos internacionales. Los espacios exitosos para las bandas colombianas tienden a desaparecer y el descalabro de marcas prometedoras como Bogothrash, cuya oferta era mayoritariamente local, ha hecho un flaco favor a la consolidación y la confianza del público que ve palidecer al talento nacional, incapaz de sumarse a una oferta fuerte o un circuito de eventos anuales competitivos ante las giras de despedida, los carteles robustos de dos o tres bandas de renombre en un solo cartel o la llegada de novedades que, aunque son cada vez menos frecuentes, también capturan la atención de la gente que conserva algo de la mermada capacidad adquisitiva para ir a shows de manera regular. Seguro, sin caer en chauvinismos y con conocimiento de causa, sabemos que en Colombia hay propuestas de kilates y con sobrada capacidad de ofrecer conciertos que valen la pena ser pagados, pero el trecho que debemos recorrer en competitividad es largo y con el viento en contra.
Predecir con certeza si esta burbuja estallará pronto o cuál es el rol de las bandas nacionales dentro de esta realidad tan compleja, así como qué responsabilidad debemos asumir los medios de comunicación especializados, es algo en lo que nos gustaría profundizar. Para ello hemos planteado algunas de estas cuestiones a promotores y gestores culturales cuya experiencia de primera mano puede arrojar luces sobre lo que nos depara como público seguidor de la música en vivo. Te invitamos a leer sus opiniones y perspectivas en nuestra página web y déjanos saber la tuya a través de nuestras redes sociales.
Entrevistas
Daniel Paz
MLC. 1. ¿Cómo describirías en pocas palabras el estado actual de la escena de rock y metal en Colombia?
DP. El estado actual de la escena en colombia está en ascenso teniendo en cuenta la gran cantidad de bandas que están grabando nueva música y saliendo del país a promocionarse.
MLC.2. ¿Cuáles son algunos de los principales desafíos que enfrentan los organizadores de eventos de rock y metal en el país?
DP. Hay grandes desafíos, entre ellos el incremento porcentual de traer bandas al país, donde se han inflado los costos considerablemente pero los precios de las entradas se siguen manteniendo; haciendo que el punto de equilibrio sea mayor. En Colombia hacer eventos de rock o metal siempre ha sido un riesgo muy alto.
MLC.3. ¿Qué tendencias has observado en cuanto a la asistencia y el interés en los eventos de rock y metal en Colombia en los últimos años?
DP. La tendencia más evidente es grabar y tomar fotos la mayoría del tiempo para lograr aceptación en las redes sociales y dejar a un lado la presentación del artista.
Estamos presentando varios cambios generacionales, además de la post pandemia que hizo que en los años 2022 y 2023 la asistencia fuera mayor que en los años del 2019 hacia atrás.
MLC.4. ¿Cómo crees que está el estado actual de los conciertos locales y el movimiento de los venue?
DP. Bogotá esta lleno de eventos locales cada semana haciendo que el común denominador sea una asistencia de menos de 40 personas pagando la entrada.
DP. Varios lugares donde se podían hacer eventos se han cerrado y otros se mantienen con mucho trabajo y persecución de entidades pero más aún de seguidores de bandas que alegan respeto por un mejor lugar cuando la mayoría de las veces ni van a los eventos o no saben todo el transfundo que hay para que sus bandas favoritas se presenten en Colombia.
MLC.5. ¿Cómo crees que evolucionarán los venues y espacios para conciertos de rock y metal en Colombia en los próximos años?
DP. El tema de los lugares para hacer eventos es un tema complejo y sensible de tratar.
Lo único que podemos hacer es apoyar todos los lugares donde se permita realizar eventos de rock o metal pues en el caso que una regulación pidiera ciertos estándares, los eventos en Colombia sufrirían bastante y ahí iríamos todos juntos a pagar las consecuencias.
MLC.6. ¿Qué impacto crees que tendrán las nuevas tecnologías, como la transmisión en vivo, en la experiencia de los eventos de rock y metal en Colombia?
DP. Creo que la transmisión en vivo de eventos dio un muy buen resultado en la pandemia pero luego la gente salió apresurada a comprar entradas para eventos presenciales donde verdaderamente se siente la música, se comparte y se vive una experiencia única e irrepetible.
MLC.7. ¿Cuál es tu opinión sobre la oferta de artistas internacionales en comparación con la oferta de artistas locales en los eventos de rock y metal en Colombia?
DP. La oferta de artistas internacionales ha incrementado muchísimo en los últimos dos años y al mismo tiempo le han dado su espacio a los locales para que se presenten. En este momento contamos con más bandas que público entonces eso es lo que pone la situación en contra, ya que no hay hábitos o interés de los músicos en ir a ver tocar otros músicos.
MLC.8. ¿Cómo visualizas el futuro de los eventos de rock y metal en Colombia en los próximos cinco o diez años?
DP. En Colombia han sido cíclicos durante los más de 20 años que he organizado eventos en Bogotá. Y cada cierto tiempo 3, 5 o 10 años llega gente nueva y otra se va. Así mismo promotores, lugares y bandas. Nos encontramos con fans que fueron por primera vez a ver a Cathedral, Sodom, Napalm Death, Incantation en los 90s, asistiendo a uno o más eventos en el 2023 y que irán esté 2024 con sus hijos o incluso sus nietos y a su vez vemos a ese metalero de mediados 80s y 90s incluso 2000 retirado y entregado a la crítica por redes sociales defendiendo las únicas 10 bandas que escuchó en ese entonces cuando era joven.
Chucky García
MLC 1. ¿Cómo describirías en pocas palabras el estado actual de la escena de rock y metal en Colombia?
CG. Siento que es importante hacer una “separación de poderes”, término tan de moda en nuestro país, al hablar de la “escena”. Porque si bien todos los elementos que voy a mencionar a continuación se entremezclan y conforman eso que llamamos “escena”, pues tienen desarrollos diferentes, orígenes distintos, discursos propios: las bandas de rock y metal, los conciertos de rock y metal, la movida de los conciertos de rock y metal, la difusión del rock y el metal y la cultura del rock y el metal. En algunos casos de estos elementos se busca una rentabilidad económica, en otros se trata de una forma de resistencia social; unas bandas graban discos y lanzan canciones porque quieren llevar un mensaje de cambio y en otros casos se trata solamente de militar en un género específico y que el mensaje que se da encaje dentro de los tópicos de los que siempre se habla o se canta en ese género o subgénero en específico. ¿Tenemos una “escena” porque la gente está yendo a muchos conciertos de rock y metal, en parte ahora organizado por súper productoras de conciertos que antes no tenían ningún interés en estas culturas del rock y el metal? ¿O tenemos una “escena” porque siguen apareciendo bandas locales de rock y metal, más allá de que sus canciones lleguen a ser escuchadas o reproducidas por un número importante de personas?
MLC 2. ¿Cuáles son algunos de los principales desafíos que enfrentan los organizadores de eventos de rock y metal en el país?
CG. Creo que el principal es que el metal, por ejemplo, que antes era un segmento del mercado en el que las bandas de tercera, segunda y primera línea (en un número importante de casos) no eran tan costosas, en términos de contratación, ahora lo son. Y lo son no solamente porque el público del metal tiende a escuchar las mismas bandas siempre, o porque en Colombia el dólar se trepó al palo más alto y de ahí nadie lo baja. Lo son porque en otros países de la región, como México o Chile, de unos años para acá en los mega festivales de metal comenzaron a pagarles unas cifras muy altas, y eso a su vez hizo que se creara una burbuja de precios. Esa burbuja de precios, tipo burbuja inmobiliaria, venía siendo muy palpable en otros géneros como el pop, el indie o el rock mismo, pero luego absorbió al metal. A más festivales y mega festivales de metal en nuestra región, pues más demanda de artistas y más competencia entre los productores de conciertos por quedarse con las bandas; con lo cual, los precios se encarecen. Clásica lógica del mercado, nada que ya no supiéramos, aunque sí, no deja de ser sorprendente que una banda inglesa o gringa de metal conocida que antes giraba de México a Argentina cobrando entre 5 mil y 30 mil dólares por show, ahora lo hace por 30 mil y 50 mil, o por 50 y 80 mil.
MLC 3. ¿Qué tendencias has observado en cuanto a la asistencia y el interés en los eventos de rock y metal en Colombia en los últimos años?
CG. Que las grandes productoras y empresas de conciertos, colombianas, latinoamericanas y globales -a las que antes no les interesaba tanto el metal o de pronto lo miraban por encima del hombro-; ahora montan y producen los conciertos de metal más esperados. Y eso está muy bien, sin duda, porque eleva las condiciones para los asistentes, en temas como acomodación, compra de entradas, servicios de comidas y bebidas, condiciones técnicas del show. No es una verdad absoluta, también hemos visto que cuando las expectativas de venta de entradas no se cumplen, algunos organizadores desmantelan estas condiciones favorables para los asistentes y la experiencia terminan siendo casi igual a la de un concierto en un salón comunal. Cada vez pasa menos, pero pasa.
MLC 4. ¿Cómo crees que está el estado actual de los conciertos locales y el movimiento de los venue?
CG. Respecto al estado actual de los venues para conciertos habría que realizar un mapeo serio. Un inventario de verdad que nos conduzca a un conocimiento verdadero del estado de la música en vivo en una ciudad como Bogotá. Creo que sí se han hecho estudios, pero algunos no se conocen y se convierten en una especie de secreto. Y entonces terminamos, como tantas otras veces, asumiendo que estamos en la cresta de la ola de la música en vivo; o que estamos peor que antes.
MLC 5. ¿Cómo crees que evolucionarán los venues y espacios para conciertos de rock y metal en Colombia en los próximos años?
CG. Es una gran pregunta pero, partiendo de la respuesta que di antes y en la que mencioné a esa especie de burbuja inmobiliaria dentro de la industria de la música en vivo; pues creo que se necesitan más estudios sobre consumo, sobre oferta y demanda; más índices, más métricas. No podemos seguir cayendo en alimentar viejos mitos o discusiones, como ya pasó con el tema de la gratuidad y cómo se supone que afectaba a los conciertos de pago. Estuvimos discutiendo como 20 años o 25 años sobre eso, nadie nunca sacó o esgrimió un estudio serio, siempre todo partía de presunciones y teorías conspirativas o, en el peor de los casos, de satanizaciones. Y 20 o 25 años después, en 2024, en el parque Simón Bolívar, en un mismo año van a convivir tres grandes festivales, dos de estos de pago y uno gratuito: los festivales Estéreo Picnic, Cordillera y Rock al Parque. Entonces, eso nos permite ver que, en retrospectiva, quienes satanizaron la gratuidad muy posiblemente estaban equivocados.
MLC 6.¿Qué impacto crees que tendrán las nuevas tecnologías, como la transmisión en vivo, en la experiencia de los eventos de rock y metal en Colombia?
CG. Creo que el impacto del mejoramiento de la experiencia para el público en los eventos de rock y de metal ya lo estamos viviendo. Porque antes, creo yo, cuando se hablaba de la “experiencia” en un festival, casi todos pensaban en muros de escalada o piscinas de pelotas. No en baños decentes, zonas de comidas e hidratación que dieran abasto y ofrecieran calidad y diversidad de productos, Wi fi gratuito, puntos de información, etc. En eso creo que se han hecho avances muy importantes, no solo en los grandes conciertos o festivales de rock y metal sino en los medianos y hasta en los pequeños. Personalmente, una de las décadas en las que más asistí a conciertos en Bogotá fue en los años 90, en donde todo era muy underground, en donde todo pasaba por los salones comunales, las bodegas y unos “rotos” de los que uno salía feliz, pero sin saber muy bien cómo había sobrevivido. Y si comparo eso con lo que pasa ahora, es como pasar del Simca 1000 a las naves espaciales que desarrolla Elon Musk.
MLC 7.¿Cuál es tu opinión sobre la oferta de artistas internacionales en comparación con la oferta de artistas locales en los eventos de rock y metal en Colombia?
CG. Por mi experiencia y background como programador y curador, siempre estaré del lado de la programación, del line up, de la parrilla de artistas. Si durante los casi diez años que estuve programando Rock al Parque hubiera tenido que hacer todo partiendo de cupos, de fórmulas matemáticas y de Excel, jamás habría logrado tener una programación redonda, con buena convocatoria de público y que tratara de cumplir con las expectativas de unos y otros, lo cual no es fácil. Y aun así, esa oferta de artistas internacionales vs artistas locales no depende solamente del ánimo o el entusiasmo del programador, de la visión o de la pilera que le meta, de si cree o no que algo es rock. No me gusta hablar de las cosas en las que no trabajo o tengo suficiente conocimiento de causa de los problemas que afrontó; pero creo que hay mucho por aprender del festival Día de Rock. Una valiente apuesta por lo local que tras dos ediciones se fue apagando o comenzó a tener más obstáculos de los habituales, sobre todo en cuanto a line up.
MLC 8 ¿Cómo visualizas el futuro de los eventos de rock y metal en Colombia en los próximos cinco o diez años?
CG. Si la burbuja no se rompe y la venta de tiquetes no decae, creo que la oferta seguirá creciendo. Pero también siento que aún no hemos visto ni la punta del iceberg del monopolio transnacional que se esconde detrás de esto y que avanza a pasos agigantados. Lo positivo es que tendremos más venues para conciertos, aunque eso a la larga pondrá en aprietos a los organizadores de conciertos medianos y pequeños. Pero bueno, hay que confiar en lo que yo llamo el “Modelo 7 de Agosto”, el famoso y clásico barrio bogotano donde desde hace muchísimos años están todos los talleres para vehículos. Todos vendiendo lo mismo y ofreciendo los mismos servicios, e incluso prestándose las cosas entre ellos, con tal de no dejar ir el cliente. Pocos talleres cierran cada año por falta de ellos, lo cual puede ser un indicio de que algo han hecho bien desde hace décadas.
Will Rubio
MLC 1. ¿Cómo describirías en pocas palabras el estado actual de la escena de rock y metal en Colombia?
WR. Creo que tenemos que hablar de 2 tipos de escenas, pero esto lo miro hacia el underground: compleja, saturada, reñida, sobrevalorada, idealizada y marginada.
MLC 2. ¿Cuáles son algunos de los principales desafíos que enfrentan los organizadores de eventos de rock y metal en el país?
WR. Principalmente, venues, público, falta de apoyo de entidades públicas y sectores privados, inestabilidad en el dólar y la economía, estos son algunos de los factores con los que hay que lidiar a diario.
MLC 3. ¿Qué tendencias has observado en cuanto a la asistencia y el interés en los eventos de rock y metal en Colombia en los últimos años?
WR. Estoy un poco alejado de la escena local, siento que hay muchas bandas pero que estas no se han podido organizar para estructurar algo sólido, que las mismas bandas no quieren ser “dolientes” promoviendo sus propios eventos y que durante mucho tiempo ha sido más fácil poner el pie en la cabeza de las otras bandas que estirar la mano para ofrecer ayuda, entonces sin tener una visión más solidaria siento que no pasa mucho con estos géneros.
Por otro lado, cada vez hay menos y menos festivales locales o con amplia participación de talento local y se ha limitado todo a intentar clasificar en algún festival gratuito o ser el acto de apertura de alguna banda internacional.
MLC 4. ¿Cómo crees que está el estado actual de los conciertos locales y el movimiento de los venue?
WR. Antes de pandemia estaba en un curso normal, varios shows en la semana y con buena asistencia dependiendo el acto que se presentara, después de pandemia hubo una calma muy corta y después para el 2022, sin duda alguna se vino una avalancha de shows y una movida nunca antes vista en el país, la asistencia de igual manera; la gente respondió maravillosamente por 2 años, pero en este momento se siente un poco más la recesión que se viene cocinando durante estos años.
MLC 5. ¿Cómo crees que evolucionarán los venues y espacios para conciertos de rock y metal en Colombia en los próximos años?
WR. Siento que primero hay que jugársela por sitios a los que la gente no les cree, en la mayoría de partes del mundo los venues son en las zonas industriales de las ciudades, por la misma razón que deberían ser acá, por no molestar a los vecinos, por el POT, por accesibilidad a parqueaderos y muchos otros factores.
Pero la realidad acá es que si no es en la zona de fiesta o de restaurantes no “le sirve” al publico, en mi concepto el “Underground” se debe mantener de esa manera, no preferir la estética al sonido, se que hay nuevos sitios y que manejan estéticas muy cheveres, pero por otro lado sitios que se quedaron en idealización de traqueto de los 90’s.
La evolución se tiene que dar a donde está tumbado el mundo en este momento, zonas industriales, minimalistas, con mucha imagen y atractivos sensoriales, por lo menos que eso sea lo que se venga.
MLC 6. ¿Qué impacto crees que tendrán las nuevas tecnologías, como la transmisión en vivo, en la experiencia de los eventos de rock y metal en Colombia?
WR. Creo que en Colombia somos mucho más pasionales, que pagamos la entrada es para sudar, meternos a un pogo y al otro día estar adoloridos hasta la médula, creería que es algo más de nuevas generaciones y que seguro funcionarán eventualmente.
MLC 7. ¿Cuál es tu opinión sobre la oferta de artistas internacionales en comparación con la oferta de artistas locales en los eventos de rock y metal en Colombia?
WR. Ni punto de comparación, se puede decir que con pocas excepciones el talento está siendo internacional, en este caso hablo por mi no mas, pero siento que en cierto punto muchos promotores no quieren tomarse la molestía de lidiar con las actitudes de miembros de bandas locales o nacionales, este es mi caso en particular con algunos géneros,
MLC 8. ¿Cómo visualizas el futuro de los eventos de rock y metal en Colombia en los próximos cinco o diez años?
WR. Creo que en cierto momento los promotores pequeños y medianos se van a tener que aliar, si no, las empresas grandes y gigantes se van a comer a las promotoras que manejan estos formatos, ahí se perderían los shows en club o en venues con menor capacidad, no sé si llegaríamos casi que al punto de tener que esperar una buena cantidad de tiempo o meses para ver bandas en vivo, ya sea en festival, mini festival o en tour con una camada de bandas que vienen en paquete obligatoriamente.
Aparte de esto nos referimos y siempre contamos con los asistentes, pero esta misma asistencia depende de muchos factores, como la economía, política y más factores.
Para ser más puntual, todo es incierto pero lógicamente esperamos que cada vez sean mejores y mejores.
Paola Cortés
MLC 1.¿Cómo describirías en pocas palabras el estado actual de la escena de rock y metal en Colombia?
PC.Después la pandemia se ve un renacer de eventos, una nueva ola de esperanza y motivación tanto en las bandas como en el público, el encierro de la pandemia y la falta de conciertos despertaron quizás una consciencia de apoyo y valor a estos espacios. En la actualidad la gente se esfuerza por asistir y cumplir su cita con las bandas y amigos, sólo que a veces la realidad económica del país no da para que las personas puedan asistir a todos los eventos programados, pero claramente se nota un nuevo entusiasmo.
MLC 2.¿Cuáles son algunos de los principales desafíos que enfrentan los organizadores de eventos de rock y metal en el país?
PC.La falta de espacios acordes para realizar conciertos, la falta de apoyo por parte de las autoridades competentes con respecto a permisos y el precio de la moneda extranjera siempre han sido desafíos muy fuertes que han sido determinantes en el desarrollo de los eventos.
MLC 3.¿Qué tendencias has observado en cuanto a la asistencia y el interés en los eventos de rock y metal en Colombia en los últimos años?
PC.Un par de años antes de la pandemia la asistencia a los eventos estaba siendo muy poca, hay varias razones por las que la gente puede dejar de asistir a conciertos, algunas posibles razones incluyen cambios en gustos musicales, aumento en el precio de las entradas, distancia del lugar del concierto, falta de interés en las bandas que se presentan, o simplemente haber visto a la banda en conciertos anteriores y no sentir la necesidad de verlos de nuevo. También pueden influir factores externos como obligaciones económicas, familiares o laborales.
MLC 4.¿Cómo crees que está el estado actual de los conciertos locales y el movimiento de los venue?
PC.Cómo lo mencioné anteriormente, después de la pandemia, la gente siente una mayor necesidad de conexión social y de experimentar eventos en vivo. Los conciertos ofrecen una experiencia única de energía en vivo, emoción y conexión con otras personas amantes de la música. En la actualidad, muchos pueden estar emocionados de apoyar a sus artistas favoritos y a la industria musical después de un período de inactividad prolongada. La oportunidad de escapar de la rutina diaria y sumergirse en la música en vivo también ha sido un gran incentivo para asistir a conciertos después de la pandemia.
MLC 5.¿Cómo crees que evolucionarán los venues y espacios para conciertos de rock y metal en Colombia en los próximos años?
PC.En definitiva, esfuerzos por crear y mantener venues como Ace Of spades, Zona 16, the Grange, Teatro Acto latino, Latino Power, entre otros, es algo increíble, la gente muchas veces no sabe ni se imagina todo el esfuerzo y logística que hay detrás de hacer un concierto y de poder tener un espacio para realizarlos, estos lugares y claramente sus creadores, son personas que se enfrentan a un sin fin de dificultades y retos cada vez que realizan un evento. Mi invitación es a agradecer, valorar y a cuidar estos espacios porque sin ellos sería algo muy difícil por las exigencias que por ejemplo piden las bandas internacionales.
MLC 6.¿Qué impacto crees que tendrán las nuevas tecnologías, como la transmisión en vivo, en la experiencia de los eventos de rock y metal en Colombia?
PC.No creo que tengan un impacto fuerte, los conciertos en vivo ofrecen algo que ninguna transmisión en vivo ofrece: Una experiencia emocionalmente única, intensa y gratificante al experimentar la música en un entorno enérgico y compartido con otros, Los conciertos son oportunidades para conectarse emocionalmente con otras personas a la música, compartiendo una pasión común y creando recuerdos compartidos.
MLC 7.¿Cuál es tu opinión sobre la oferta de artistas internacionales en comparación con la oferta de artistas locales en los eventos de rock y metal en Colombia?
PC.Por ejemplo, este año (2024) hay una sobreoferta de conciertos de bandas internacionales, quizás quitándole protagonismo a los eventos de bandas locales, en este punto mi invitación para la gente es que no olviden su escena local, la asistencia a estos conciertos también es vital para poder seguir creando escena. En la actualidad en Colombia hay bandas con material que podría competir a nivel mundial y necesitan / merecen también ser escuchados y apoyados.
MLC 8.¿Cómo visualizas el futuro de los eventos de rock y metal en Colombia en los próximos cinco o diez años?
PC.En general, aunque es difícil predecir con certeza el futuro de los eventos de rock y metal, es probable que veamos una combinación de innovación tecnológica, cambios en las preferencias del consumidor y un enfoque continuo en la sostenibilidad y la diversidad en los próximos 5 a 10 años. El futuro dependerá de varios factores, incluyendo el avance tecnológico, las tendencias de consumo de medios , la evolución de la industria musical, la economía y el apoyo del público.