jueves , abril 18 2024

¡Caos, Caos, y Antigua Noche! – GOC

Disonancia. Penumbra. Hálitos de tenues luces en lontananza. Sea en espacios abiertos o en el oscuro confinamiento  de tu habitación, las tinieblas se apoderan de tu interior… ¿o emergen dese adentro?

¡Caos, Caos, y Antigua Noche!

El camino del conocimiento es una ardua senda que se recorre en trasegar solitario. Desprenderse de los apegos materiales con el que nos ata el Demiurgo a la realidad material y lanzarse de cabeza al abismo insondable del Cosmos, para reencontrarse con el estado primigenio del Universo: el caos. Porque el Universo tiende al Caos, el equilibrio a nuestro derredor es mera ilusión, vestigios de la simetría primigenia que concentraba todo lo que es, fue y será en un único punto cuya dimensión escapa a nuestra limitada imaginación.

Porque en el principio era Oscuridad y Caos y las Tinieblas cubrían la haz del Abismo. El único punto de equilibrio, el antídoto contra el Caos, es el Conocimiento, la Gnosis. Y de esta búsqueda de una vida a contraluz surge Gnosis-Oscuridad-Caos (GOC), una banda de black metal atípica en nuestra escena anquilosada en sonidos trasnochados y esquemas rígidos, conformistas, que repiten fórmulas ajadas y raídas.

Aunque llevan poco tiempo de haberse formado, sus integrantes vienen de otros proyectos musicales ya extintos. La experiencia acumulada de errores pasados les dio bríos renovados para encontrar un punto de fractura y proponer aquello que nadie más estaba haciendo: conjugar una propuesta atrevida en su disrupción con una puesta escénica y un concepto arriesgado como pocos. Aprovechando el “punch” adicional que brinda cantar en nuestra lengua castellana, la banda asumió el desafío que trae consigo evocar atmósferas y emociones introspectivas sirviéndose únicamente de la música.

En una escena tan diversa y conservadora como la del metal antioqueño, es difícil salirse del molde, so pena a “sonar raro”. Y el mérito de GOC es que además de su sonido unívoco, logran atraer cientos de fieles a sus rituales en vivo, toda vez que cada uno de sus conciertos es una experiencia totalmente distinta cada vez, tanto por los juegos de luces, escenarios, teatralidad y la conjugación de elementos que ponen a prueba tus sentidos, en una combinación de factores cuyo resultado es superior a la suma de sus partes.

Su álbum debut presenta dos retos: disfrutar cada una de las piezas incluidas mientras te dejas llevar y te sumerges en el rincón más oscuro de tu habitación (con audífonos, si es posible), y luego contrastar las emociones, sensaciones y percepciones de esa experiencia con lo que la banda logre evocar en ti cuando les veas en vivo. Porque GOC no es una banda para escuchar en bares; no es simple ruido de fondo para tener animando reuniones de amigos y conocidos en bares y encuentros casuales donde importa más socializar y “sollársela” que escucha música.

El reino de lo onírico, la sensación de “no ser de este mundo” o de “estar ajeno a esta realidad”, el re-ligarnos con lo místico y trascendental de la existencia, lo absurdo del sinsentido de la vida, la esclavitud del mundo sensorial, los constructos humanos de ética y moral cuyas cadenas atan y someten el indomable espíritu humano que lucha por desatarse, constituye apenas un ápice de lo que ofrecen las letras de GOC, ubicadas allí, en ese espacio indefinible donde tu conciencia flota, distante y atemporal, esperando al momento de disolverse con el Cosmos y volver al Caos.

Una fuerte voz que guía la narrativa de cada canción va llevando el álbum a desarrollar el conflicto interno entre lo atmosférico y lo puramente visceral, confundiéndose a veces en un vórtice en una plétora de epifanías repulsivas que envolverán tu alma (si es que la tienes) invadiendo cada fibra de tu ser. Mas que una colección de canciones, el álbum epónimo de GOC es todo un concepto para ser escuchado de principio a fin. Y aunque tiene riffs y ritmos que te harán mover la cabeza, conciliar ese divertimento liberador mientras las agónicas letras retumban en tu mente, probará ser un desafío adicional para el oyente casual. Este álbum no es una pieza para los buscadores de sensaciones efímeras; es un cántico al Caos Eterno que fluye de tu interior. Mira fijamente al Abismo, a ver si eres capaz de sostenerle la mirada cuando el Abismo mire dentro de ti.

Los artistas son lectores de su tiempo y profetas de futuros insospechados. Y el arte, esa expresión máxima de lo humano, demasiado humano, es el conducto del cual se sirven las profundas emociones y sentimientos de nuestro mundo interior. ¡Cómo vislumbrar las oscuras fuerzas que fluyen en el interior y en lo infinito del Cosmos, que bien se sirven de simples mortales como vehículos para manifestar su voluntad y sus designios al mundo! No tenemos la respuesta, pero la música de GOC bien puede abrirnos un portal para tener un atisbo de ese mundo invisible que convive con nosotros sin que le notemos, ¡sospechando apenas su existencia!

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