Por Fabián Esteban Beltrán
El despertar de Colombia a los grandes festivales de metal ha tenido un proceso largo y complejo. Rock al Parque, siendo gratuito, demostraba que el público existe, pero la pregunta sobre si ese público podría capitalizarse a la hora de pagar una entrada también estaba atravesada por el riesgo económico que implica organizar shows; esto en suma a todas las partes en movimiento en permanente las transformación dentro del negocio de la música en vivo.
Es así que tardamos algunos años en comparación con Chile, Argentina y Brasil, pero eventos como el Festival del Diablo sembraron la semilla de carteles múltiples cuyos frutos recogen ahora promotores con un mayor músculo financiero, incluso productoras internacionales, que han visto en Colombia la oportunidad de expandirse y brindar al público metalero eventos de gran envergadura como Knotfest, Monsters of Rock y ahora el Colombia Metal Festival, que en 2024 se estrena con un cartel que todo amante del acero quisiera ver en acción.
México, Ecuador y Chile ya contaban con sus propias versiones de este festival que pone su curaduría al servicio de las formas musicales más pesadas. La primera versión en Colombia, puesta en marcha por la productora mexicana Cacique Entertainment, cuenta con los noruegos Satyricon en la parte alta de su afiche, pero es apenas el principio de una balanceada selección que si bien privilegia al black metal con la presencia de Watain, Belphegor, y formas más avanzadas del género como Enslaved, black metal en su forma más exquisita, y los indisputables visionarios de Samael; también recoge otras tendencias del espectro extremo como la implacable propuesta de Cattle Decapitation, deathcore para complacer a los que se identifican con tendencias más modernas y que llega de la mano de los americanos Chelsea Grin, Crisix representando a las pulsaciones veloces del thrash metal, los suecos Katatonia que se resisten a una etiqueta que les haga total justicia, y los vikingos Unleashed para completar esta fiesta no apta para débiles.
La primera versión de Colombia Metal Festival ha convocado además a dos nombres históricos para la escena nacional. Masacre, quienes experimentan una alta demanda internacional que les ha llevado a recorrer el mundo en los últimos años; y Underthreat, banda bogotana cuya consistencia y calidad no admite reproche alguno. Grandes exponentes del metal hecho en Colombia, que esperamos tenga una representación más amplia en futuras ediciones de un evento que entra con intención de establecerse en el circuito anual de eventos de metal en nuestro país.
El viernes 8 de noviembre la gran carpa de Corferias albergará a este despiadado ataque sónico, pero «el tío» festival ha estado calentando el ambiente con fiestas previas gratuitas de las que han hecho parte selectas agrupaciones locales y una más por venir que servirá como abrebocas del evento mayor. El día jueves en el ya tradicional Ace of Spades, los austriacos Belphegor y Crisix desde España ofrecerán un adelanto con un precio de $50.000 para quienes ya tengan su entrada al Colombia Metal Festival y de $120.000 para los que aún no se hayan matriculado a esta farra de puro metal. Una atención para los «sobrinos» favoritos.
Desde estas páginas deseamos que la fiesta sea inolvidable para todos y la experiencia de los asistentes en torno a la primera edición del Colombia Metal Festival sea nada menos que digna de repetirse cada año.