jueves , marzo 28 2024

¿Y ahora quien podrá ayudarnos?

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Por: Dr Jeckyll y el sr Hyde.

En una edición pasada de Metal Live reflexionábamos sobre el papel del festival gratuito “más importante de Latinoamérica” en el desarrollo de la escena del metal bogotano, de manera rápida analizábamos el número de bandas que se presentaban, frente al ínfimo número que terminaban en la tarima, el número de invitados internacionales y nacionales y los cupos directos asignados para los festivales locales, por esta vía poníamos el ojo en la mesa de metal de Bogotá y su trabajo, en definitiva -y sin querer mantener una actitud llorona, sino una evaluación rápida pero certera de lo que tenemos- todos salían rajados.

¿Pero es lo único que existe para nuestra música en la ciudad? Evidentemente no, por eso esta segunda entrega busca mirar los otros actores de la escena para cerrar con una propuesta.

Las bandas: aparecen todos los días, en este sentido es innegable la buena salud de la escena en prácticamente todos los estilos, además existen referentes en todos los géneros, personas que han trabajado duro durante años para mantener a flote su arte, por otro lado aunque existen propuestas nuevas es necesario explorar más, a veces se siente que se está escuchando la misma banda una y otra vez y eso es generado por músicos que no se dan la oportunidad de escuchar otros estilos musicales que nutran su creación.

La difusión y los medios: como punto de partida debemos entender que estamos hablando de metal, sabemos que no vamos a ver el próximo álbum de Ursus o la disolución de un icono del metal bogotano como Neurosis en primera plana del Tiempo, en ese orden de ideas debemos identificar cuales son los medios para difundir nuestra música: los medios escritos independientes y especializados, impresos y portales por internet, las emisoras con espacios para el metal nacional, emisoras universitarias y por internet, youtubers que hablan sobre lo que sucede en el metal. Estos medios existen y hacen un trabajo excepcional en la medida de sus posibilidades, sin embargo debemos distinguir de aquellos que trabajan duro y otros que solo quieren conseguir boletas para los eventos y pisarle las mangueras a los que enfrentan las dificultades de crear espacios reales para el metal.

Promotores de conciertos: Punto de referencia eterno para señalar la rosca especialmente por parte de las bandas, cada vez que se anuncia un concierto internacional con participación de bandas nacionales, siempre se escuchan un montón de voces diciendo: otra vez tales o siempre son los mismos, sin embargo cual es la obligación de que el empresario ponga a x o a y, ¿acaso no estamos hablando de un negocio autónomo donde el dueño puede poner a quien considere? Pero paremos un momento, antes de la criticadera busquemos comunicación entre el empresario y la escena,-las redes sociales pueden servir para algo más que rajar del prójimo- si anuncian, por ejemplo, a Morbid Angel digamos a quien queremos ver antes del show principal, que el promotor se dé cuenta que hay una escena que funciona y se interese por averiguar que más hay en la escena local.

Festivales locales: Otro de los blancos históricos de la escena, hasta encontramos páginas en Facebook que promueven su eliminación, entre otras cosas por el tema de la gratuidad y por la forma en que desincentivan al público del circuito local. Pero es innegable que son espacios que la escena ha ganado con los años, que le permite a las bandas probar en escenarios y públicos más grandes, que abre posibilidades de llegar a nuevos públicos y financiar parcialmente su proyecto con los pagos por presentación. Desafortunadamente siempre hay peros y aquí encontramos: poca claridad en la escogencia de las bandas, problemas en las convocatorias, poca calidad de los montajes al aire libre –esto no ocurre con todos-, procesos difíciles de entender o poco claros, monopolización de espacios, entre otros. Hoy tienden a ser más escasos y poco a poco se comienza a entender su importancia.

Tiendas de música, ropa y accesorios: Al igual que los promotores hablamos de un negocio, por lo tanto es muy difícil imponer cosas que no generen ganancias, no obstante su actividad hace parte de una cultura planetaria que también incluye nuestra escena y por ese motivo también hacen parte de la misma, en ese orden de ideas desde este espacio invitamos a que estos lugares tengan en cuenta las bandas nacionales y su mercancía, que cuando alguien llegue a buscar algo también se le ofrezcan los productos nacionales, con los discos locales en el último estante no hacemos mucho.

Bares y espacios para tocar: Entendemos las dificultades a la hora de realizar conciertos de bandas locales, los precios de un sonido decente, permisos, la presión policial y la eterna lucha con los asistentes por el precio de la entrada, el gran problema radica en que sin difusión no hay nada, solo podemos atraer a los públicos si mostramos la calidad de las bandas locales por lo tanto se debe programar la música y vídeos de bandas bogotanas y generar familiaridad con el público. Este es el inicio de la cadena y si quebramos el primer eslabón ya sabemos cuál es el resultado.

El público: la piedra angular de todo esto pero a la vez fantasmal a la hora de definir y abordar. No podemos olvidar que independiente de lo que hagamos en relación a la música todos somos público y ni escribir notas, ni subirse a un escenario, ni llevar años en esto nos va a quitar ese carácter de espectadores, ¿pero en términos generales como está la cosa en la ciudad? Con dificultades pero sobreviviendo, existe un recambio generacional pero el circuito local atrae poco público y solo lo gratuito es masivo –y no en todos los casos-, por otro lado la falta de difusión hace que siempre se pida lo mismo de siempre, hay un miedo terrible a lo nuevo a lo innovador o a lo poco conocido, todos recordamos el bochornoso instante en que Paradise Lost casi fue bajado del escenario en Rock al Parque, y como si fuera poco se alimenta un sentimiento de facción en la música donde el que escuche x no puede escuchar y ¿hay solución? Claro que sí y pasa por todos, el principal mensaje debe ser el metal no es una caverna ni una cadena que si se suelta me convierte en el mayor traidor de los traidores, por otro lado los que hacemos parte de esto debemos estar en el frente de lucha, por ejemplo los miembros de las bandas no apoyan los conciertos locales o tocan y se van sin respetar el trabajo de sus colegas, falta mucho por aprender. ¿Y ahora quien podrá ayudarnos? Nadie, solo en la medida que entendamos que esto que amamos con pasión no es masivo y nadie además de nosotros está dispuesto a hacer algo por esta música lograremos iniciar un camino diferente, las grandes marcas están muy ocupadas poniendo billete en artistas pop, reguetón u otros y además a nosotros no nos importa cantar estribillos para vender gaseosas, los grandes medios de comunicación solo van a donde hay dinero y resulta ser más importante la última ridiculez del reality show del momento que cualquier tipo de expresión cultural genuina, el Estado solo nos mira como una cifra de cobertura y diversidad cultural, sin embargo para muchos asuntos es un interlocutor importante y abre la posibilidad de hacer cosas por eso desde este espacio propongo que se debe retomar la mesa de metal de Bogotá, pero esta vez abierta, teniendo en cuenta todos los actores relevantes de la escena y con el fin de que esto mejore, de establecer puentes de comunicación entre nosotros para apoyar al que lleva un recorrido y darle la mano al que se interesa y comienza. Si seguimos pisándonos las mangueras, rajando del otro, menospreciando el trabajo del de al lado y pensando que esta es una secta con iniciados la verdad todo seguirá como hasta ahora ha sido.

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