jueves , abril 18 2024

Reflejando la Actualidad en el Metal Extremo

Por: Alejandro “El Profe” Bohórquez
#ElProfeDelMetal
Un saludo metalero. En mi primera columna, donde discutí una nueva categorización dentro del Metal Extremo, presenté la idea de una distinción entre apolíneos y dionisiacos cuya distinción básicamente se da entre los amantes de lo técnico y los amantes de lo visceral. De todas las categorizaciones, esta fue la más difícil de plasmar y elaborar sin caer en sesgos o evitar términos que pudieran ser ofensivos para ambas partes, empezando porque el tropo que lo inspiró traducía algo como “arrogantes vs haraganes”. Aun así, es una distinción que encuentro muy interesante explorar más allá de los tres párrafos de la columna mencionada, puesto que se trata de un clivaje que se da mayoritariamente entre los fanáticos, y no tanto en las bandas o los promotores, y al revisar material externo a estos temas, me ha llevado a concluir que se puede tomar como un síntoma de la actualidad que vivimos a nivel global.

En la columna de hoy me basaré sobre las ideas de la nueva musicología, al tener como piedra angular del análisis a la música y desprendiendo de ella su impacto en otras artes, y de ahí revisando su interacción con el contexto social, y en ocasiones, político. En ese orden de ideas, la dicotomía que me dispongo a revisar hoy viene siendo una herencia que el Heavy Metal recibe de su antecesor el Rock n’ Roll, que además es un enfrentamiento que se da precisamente en la década de 1970 durante el nacimiento y consolidación de éste: Rock Progresivo vs Punk Rock. Para el conocedor, estos géneros antagónicos han marcado la pauta en el desarrollo de la música intenso-rebelde desde esa década, aunque sus respectivas definiciones no sean del todo claras, y si bien es posible reconocer los atributos de ambos bandos, es de reconocer que como fan se tiene una inclinación hacia alguno de los dos.

Por un lado, el Rock Progresivo es la corriente que toma el lado más experimental del Rock Psicodélico de fines de la década de 1960, y de acuerdo con el excelente libro de Edward Macan sobre el tema, tiene fuertes influencias de la Música Clásica y el Jazz. Aquí la clave es la exploración sonora y la búsqueda de nuevos conceptos musicales, de ahí que se le asocie con temas de larga duración con una multiplicidad de cambios de compases y tonalidades, lo que no siempre es el caso si se toman algunos trabajos de bandas como Rush o Marillion, por ejemplo. En este sentido, el Rock Progresivo nos ofrece una herencia de la ilustración al aportar un planteamiento cerebral de la música, y una visión humanista en donde esa razón es la que eleva la experiencia humana, solo ver lo estilizado de sus carátulas de gran elaboración artística, y sus pulidas presentaciones en las que sus músicos impactan por su habilidad y teatralidad.

Por otro lado, el Punk Rock o simplemente Punk nace como la antítesis de lo presentado en el párrafo anterior; aunque sus primeros defensores querían presentarlo como algo enteramente novedoso, es claro hoy en día que éste fue un intento por volver a la simpleza e inmediatez percibida del primer Rock n’ Roll, rescatar su “esencia”. Precisamente, el Punk en su consolidación es un retorno a las sonoridades de las bandas de Garage Rock de principios de la década de 1960, sumada a las distorsiones del Rock Psicodélico más oscuro, aunque normalmente asociado con una forma primitiva de interpretación, más bien es que la técnica se subsume a la visceralidad que se quiere manifestar con la música, como lo evidencian bandas como Dead Kennedys o Bad Brains. Con sus crudas portadas hechas con fotocopiadoras y sus shows de bajo presupuesto, el Punk evoca al romanticismo en exaltar las emociones sobre la razón y desdeñar los conceptos humanistas.

Lo interesante de todo esto, es notar como al igual que otras contraposiciones aparecen simetrías entre ambas partes, revelando de este modo aspectos más interesantes de esta herencia del Rock. Así entonces, mientras el Punk por lo general clama por el caos y la anarquía, con el tiempo su música en su minimalismo se ha tornado más controlada, más desde que dejó su lado más artístico al convertirse en Hardcore; por su parte, el Rock Progresivo en su experimentación sonora puede considerarse más cercano al caos, como bien lo dijo Robert Fripp de King Crimson en su momento. En otro aspecto, el Punk reclama para sí la voz de las clases obreras, y el Rock Progresivo no se avergüenza de sus orígenes en las clases medias; no obstante, el primero llegó a ser el grito de la moda y ganarse la alabanza de la crítica, a la vez que el segundo era desdeñado por la misma y era considerado una actividad de nerds.

Ahora bien, aquí es donde viene lo interesante cuando entramos en el Metal Extremo, mirando a sus orígenes conjuntos en el Punk y en el Heavy Metal Steve Waksman señala cómo ambos tienen una raíz común en devolverle la emoción al Rock, y Salva Rubio siempre insiste en el espíritu romántico heredado de ambos. Sin embargo, desde Black Sabbath muchas bandas de metal con el tiempo migran hacia terrenos progresivos, y en el Metal Extremo bandas emblemáticas han realizado ese viaje, de hecho, de vivir Cliff Burton es probable que Metallica hubiese seguido la senda trazada en Master of Puppets y luego en And Justice for All. Del mismo modo, es interesante notar cómo hay bandas que prefieren no desviarse de su sonido original prefiriendo evocar las emociones por los que fueron conocidos desde un principio, a 2018 Immortal nos presenta el Northern Chaos Gods, y ya recibe aclamación por los fans.

Y he aquí como el Metal Extremo en la actualidad, con este clivaje entre sus fans que prefieren la técnica y gran elaboración versus sus fans que apuntan más a la visceralidad y la explosión emotiva, nos da un síntoma del momento que vivimos. Si se fijan bien, parte de lo que da la impresión de una sociedad polarizada es que tenemos bandos clamando por razón sobre la emoción, y otros por lo contrario, y para hacerlo todo más sabroso, en los argumentos suelen enmascararse la una con la otra; y no hemos podido idear una forma de llegar a un punto medio, o mejor aún, una tercera opción. Menos mal el Metal Extremo es solo música, y no tenemos que matarnos por las diferencias en los gustos (aunque algunos todavía insistan en ello), pero siendo la música una expresión social nos ayuda a entender mejor cosas más complejas si se sabe utilizar.

Entonces, sin importar si usted es un “maldito arrogante” que le gusta que su Metal estimule su mente demostrando una gran técnica y habilidad, o un “maldito haragán” que le gusta que su Metal lo ayude a sacar sus emociones embotelladas, ambos tienen cabida en la infinidad de opciones disponible dentro del Metal Extremo. De repeso, no está mal si un haragán quiere explorar las posibilidades de su mente, o que un arrogante dejé salir un poco sus pulsiones, a pesar de los rasgos dominantes que poseamos ninguno de nosotros es 100% algo, la razón puede ser subjetiva y la emoción objetiva. Así que sáquense toda la mierda elevando su espíritu.
¡Cuernos arriba!

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