jueves , marzo 28 2024

DE TRIPAS, CORAZÓN Y MENTE

Por: Alejandro “El Profe” Bohórquez

#ElProfeDelMetal

Un saludo metalero. Aprovechando que este semestre de clases ya terminó, muchas de las entregas pendientes ya fueron enviadas, y el ambiente vacacional reinante por esta época así se mantengan las actividades, he decidido escribir una columna un tanto más experiencial reflejando mis propios gustos. De todos modos, en repetidas ocasiones me han preguntado por mis preferencias en cuanto a géneros y subgéneros, ya sea en un top en redes sociales o porque en persona les ha causado curiosidad, y en columnas anteriores he mencionado la existencia de dicha lista. De una vez advierto que no se trata de una escala objetiva que busca definir cuáles son los “mejores” subgéneros, ni tampoco se hace en desmedro a otros estilos que también son muy válidos; es simplemente una visión visceral de lo que más me ha llamado la atención en los últimos 27 años, y en ese espíritu me he tomado ciertas libertades con la nomenclatura. Por eso, hay plena libertad de estar en desacuerdo, y así sin más preámbulos, demos inicio a esta peculiar lista.

Raw Death Metal: Tengo una particular inclinación por todo lo que se trate Death Metal de la Vieja Escuela, siendo de lo puro primero que escuché en Metal Extremo, y es de notar cómo desde un principio se empezaron a evidenciar diferenciaciones entre las escenas emergentes. Más interesante todavía, es el hecho de que en un país tan pequeño y alejado como lo es Suecia no salga uno, sino dos subgéneros distintivos, obedeciendo a la histórica rivalidad entre sus dos ciudades principales: Estocolmo y Goteburgo. Mientras que en Goteburgo crearon un Death Metal que se acercase más hacía el Speed Metal de la NWOBHM en respuesta a lo que sucedía en su contraparte, dando pie al Melodic Death Metal, en Estocolmo la balanza se inclinó desde un principio hacia los crudos sonidos del Punk sueco inspirado en Discharge.

De entrada, el Punk sueco desde su aparición a fines de los 1970 se caracterizó por ser bastante ruidoso, y posteriormente con la influencia de bandas británicas de mayor octanaje, logró un sonido más áspero y contundente con bandas como Anti-Cimex, Mob 47, Bombanfall o Asocial, en lo que algunos llaman Rå Punk (Punk crudo). Bajo este influjo, es que se dio la ingenuidad adolescente que puso a totear al máximo todos los pernos del mítico pedal de distorsión HM-2 de BOSS, logrando un Death Metal mucho más astringente y fluido que su contraparte floridiana, caracterizando el sonido del estudio Sunlight representado por bandas como Nihilist, y luego Entombed, Grave, Carnage, entre muchas otras. Para mi fortuna, este subgénero está nuevamente en auge y se ha desprendido de su origen geográfico, proveyendo así un Death Metal listo para romper tímpanos y poguear como loco.

El sufijo “-core”: Sí, ya sé, hoy en día los subgéneros con este sufijo gozan de muy mala fama en estos círculos, principalmente por sus percibidas cercanías con el “tumbao” más propio de géneros rítmicos como el Hip Hop, y con la actitud de niño bueno introspectivo traumatizado, ambos terribles legados de la década de 1990. En este aparte me refiero más bien a la connotación que surge en la década de 1980, que hace referencia la velocidad en el tempo y posturas más agresivas, iniciando con el mismo Hardcore, descrito por uno de sus historiadores (Steven Blush) como toda la agresión Punk sin sus consideraciones artísticas. De por sí, el característico tupa-tupa de las baterías “-core” era denominado dentro de esta misma escena como thrash, denominación con la que luego sería conocido el género más representativo del Metal Extremo, y que fue el que se impuso como su marca distintiva.

Así pues, esa competencia global por lograr la mayor velocidad y la mayor agresión llevó a toda una lista de diferenciaciones y sub-sub-subgéneros cuyo fin último era la ruptura de toda estética, como bien lo argumenta Angela Rodel en su excelente artículo sobre Extreme Noise Terror ¿Algo suena contundente y pesado? ¡Métale “-core” y le aumenta la velocidad para mayor efecto! Aquí debo ser justo con la historia, y es que originalmente el Metalcore eran las bandas que reconocían esa contundencia del Heavy Metal y le sumaban esas características del Hardcore, como lo hicieron D.R.I., Cryptic Slaughter, Wehrmacht o los primeros Suicidal Tendencies, en lo que hoy se conoce con el más complicado nombre de Crossover Thrash. Por supuesto, la cumbre de este estilo particular se encuentra en el Grindcore (más abajo comento el prefijo), y es aquí donde encuentran a un profesor muy contento con una miríada de sonidos que van igual de rápido que sus pensamientos.

Los clones carcassianos: ¿A quién no le gusta el “Reek of Putrefaction” de Carcass? A los mismos Carcass, lamentablemente. No obstante, la baja definición de este álbum en su atronador sonido y sus contenidos patológicos, sumado a los sonidos de bandas como Impetigo, Exhumed y Repulsion, inspiró a todo un conjunto de bandas dispuestas a llevar la antorcha de la brutalidad, demostrando que no todo estaba perdido en los aciagos 1990. Bandas como los neerlandeses Last Days of Humanity, los polacos Dead Infection, los suecos Regurgitate, los españoles El Kaso Urkijo, o los checos Pathologist, recibieron esta particular denominación por parte de la revista Decibel en un artículo de 2000, que aun anda flotando por la web, describiendo esta subterránea movida caracterizada por la invariabilidad y la intensidad, tan contraria a la pulcritud y la sentimentalidad del momento.

El motivo por el cual no me refiero a este estilo como Goregrind, es porque considero que dentro de este género de la música extrema ya existe una variedad de estilos suficiente para hacer distinciones claras, y no siempre es posible meterlos en el mismo paquete. Distintos al Pornogrind de tempos medios más groovero que se popularizó en estas latitudes, en especial México, y también distintos a la corriente más cómica y bufa de años más recientes, los clones carcassianos perduran como testigos continuos de un sonido inmovilista que tanto satisface a sus fans como repugna a sus detractores. Si parte del chiste de la música extrema es horrorizar a los oyentes promedio, así como romper con los cánones estéticos de la cultura imperante, aquí tenemos una buena muestra de cómo lograrlo.

War Black Metal: espero que ni por un segundo hayan pensado que iba a dejar por fuera a los géneros azules de esta lista, y obvio soy fan del siempre controversial y fascinante Black Metal, y era de esperarse que prefiera algunos de sus subgéneros sobre otros. Para algunos, el Black Metal nació en Noruega, a mí me gusta tener en cuenta las bandas previas a la explosión en ese país nórdico, y logro entrar en trance con la crudeza de bandas primigenias como el primer Mayhem, Sarcófago, Holocausto, Blasphemy, Parabellum o Beherit (ódienme, prefiero la escena finlandesa sobre la noruega). Entonces, si me entero de que desde hace un tiempo existe un subgénero del Black Metal que busca rescatar esa violencia de la primera oleada, y además busca inyectarle esteroides para que sea aún más brutal, es de suponerse que voy como atraído por un imán.

De hecho, este fue uno de mis primeros hallazgos una vez retomé mi actividad académica y me decidí por dirigirlos hacia la música extrema, y como mencionaba en una columna anterior, iban a la par con mis incursiones en los estudios de guerra y estrategia, lo cual hacía que el nombre fuera aún más atractivo. Así, bandas como Archgoat, Proclamation, Revenge o Bestial Warlust me acompañaron en intensas jornadas de lectura y escritura, ayudándome a mantener el espíritu combativo tan necesario en las jornadas de alta actividad intelectual, claro, teniendo que parar de tanto en tanto para levantarme a cabecear. Fuera de esto, cada vez que escucho una banda dentro de este subgénero creo haber encontrado la piedra filosofal del Metal Extremo, como si hubiera encontrado el material primordial de donde se desprenden los demás subgéneros.

-No Wave: El palo que siempre tienen este tipo de listas, empezando porque no hace parte de lo que se define como música extrema, y además muestra mi lado más intelectualoide (no todo es vísceras). Es más, en un aparte anterior mencionaba cómo uno de mis estilos preferidos se define desde la antítesis del lado artístico del Punk, y la No Wave parte precisamente de ahí, también reflejando rivalidades urbanas como en otro aparte, siendo aquí la existente entre Washington D.C. y Nueva York. No obstante, el mismo nombre implica una negación de las afinidades Pop del estilizado New Wave, prefiriendo reunir desde experimentados músicos de Jazz, hasta gente que se acercaba a un instrumento musical por primera vez, en un convulso punto común de altos volúmenes, distorsión, y básicamente ruido.

Posiblemente, a algunos de mis lectores se decepcionen al notar que aquí se encuentran los primeros trabajos de Sonic Youth, quienes por asociación resultaron metidos en el paquete Grunge tan repudiado por muchos historiadores del Heavy Metal. Pero para los amantes de los sonidos densos les recomiendo la banda Mars y su genial álbum “78+”, y con más veras los primeros trabajos de los ultra-pesados Swans, cuyo renombre y altos decibles han sido influencia directa de varias de las primeras bandas de Metal Extremo. Solo por poner un ejemplo, en aquellas épocas primigenias donde el thrash era el tupa-tupa, al estilo de distorsiones excesivamente saturadas se le llamaba grind, del cual Mick Harris de Napalm Death consideró era el mejor descriptor para Swans, y ya sabemos qué pasó cuando esa banda decidió agregarle el sufijo “-core”.

Y así finaliza esta pequeña exploración propia en donde creo que varios de ustedes han encontrado más de un patrón, y que además espero haya servido como fuente de investigación para mentes curiosas. Esta lista no es de ninguna manera una recolección completa de la música que me conmueve, hacen falta clásicos como los Ramones (mi banda de todos los tiempos), Kiss (una de mis grandes obsesiones) o Motörhead, pero si son observadores se darán cuenta que en estas bandas están las semillas lejanas de los subgéneros y estilos mencionados en esta columna; también se quedó por fuera mi gusto por el Rock & Roll original de los 1950 y 1960, o la contribución de cosas como el Horrocore (Hip Hop), el Industrial (Electrónica) o el Free Jazz (duh). En fin, aquí les dejo lo que más me mueve en mi interior, ya sean tripas, sesos o el corazón, y nuevamente quiere hacer la invitación para que ustedes me comenten sus propias listas y tener una buena discusión.

¡Cuernos arriba!

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